Yo crecí en una casa con muchos de mis familiares, padres, mi hermano, mis abuelos, tías, tíos, primos... Debido a esto, compartimos y aprendimos juntos.
Por ejemplo, mi tía Araceli ha enseñado a cada niño de la familia a leer y escribir. Y yo no iba a ser la excepción.
Cuando tenía 6 años, en el verano antes de empezar la primaria, yo bajaba las escaleras de mis abuelos para recibir mis lecciones. En cada paso hacia el primer piso, yo repetía: No me gusta leer, odio leer, nunca voy aprender a leer.
Pero cuando llegaba al primer piso, me sentaba en la silla, abría mi cuaderno, y seguía las instrucciones de mi tía. Después de tres meses de práctica en pleno verano, aprendí el alfabeto, a escribir mi nombre, y a contar. Esta es una lección de la cual estoy muy agradecida, ya que trajo muchas oportunidades en mi vida.
Pero Araceli no ha sido la única profesora que me ha influenciado en mi vida (personal y profesional). Durante mis primeros años de secundaria, en el colegio Santa Isabel de Hungría en Lima, estuve muy impresionada por mis profesoras de historia, Delia Barrientos y Maribel Marcelo. Lo que más llamaba mi atención era ¿cómo una persona podía saber tanto sobre el pasado? ¿qué es lo que uno estudia para compartir esa información con los estudiantes?
Durante esas clases, me di cuenta de la importancia de la historia del Perú. Aprendí cómo los antiguos peruanos construyeron edificios monumentales, y expresiones de arte complejas que hasta ahora podemos apreciar, con una tecnología diferente. Yo estaba muy emocionada y sorprendida por aprender sobre la prehistoria gracias a la información que mis profesoras compartieron durante esas clases.
Y este es sólo el inicio de cómo empezó mi interés en aprender sobre la arqueología peruana, el patrimonio cultural, museos y más.
En este blog espero compartir mis experiencias personales y profesionales como arqueóloga, limeña, peruana, estudiante, hermana, peruana fuera de su país, doctora y más.
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